Rapa Nui es considerada una ecorregión exclusiva, debido a su ubicación, pequeño tamaño y aislamiento extremo, donde se desarrollaron especies endémicas, únicas de la isla. También llegaron otras especies con las migraciones humanas y por medios naturales.
A pesar de estas características, por las cuales la isla debería ser un ejemplo mundial de conservación, los incendios forestales continúan dañando gravemente nuestra biodiversidad conservada mayormente en el Parque Nacional Rapa Nui, tanto de forma directa como indirecta.
Los incendios forestales afectan todos nuestros objetos de conservación, como el suelo, los humedales, las aves, las plantas, las cuevas, pero no solo los más emblemáticos sino también otros menos conocidos pero igualmente importantes.
¿Te has enterado de cómo ha cambiado el paisaje en las últimas décadas? Pasamos de la vegetación nativa al paisaje de plantas invasoras.
Algunos sectores son quemados en forma tan reiterada que ya solo crecen malezas, adaptadas a los suelos empobrecidos que dejan los incendios forestales.
Este paisaje degradado es cada vez más hostil a la propagación espontánea o planificada de nuestras especies de flora nativa.
La mayor parte de nuestro campo es una pradera degradada, donde especies nativas como el here hoi, el heriki hare, el hiku kio’e, han sido reemplazados por mauku piro, cardo, lantana y otras especies de alta capacidad invasora, imposibles de erradicar por completo.
Las abejas de la isla constituyen hoy parte de nuestra biodiversidad y son un objeto importante de conservación debido a su condición sanitaria excepcional.
Ellas pueden arrancar de los incendios, pero el fuego igual sigue destruyendo las plantas y las flores que las alimentan, al punto que hoy día no hay suficientes praderas sanas para sostener a nuestras abejas, mucho menos para continuar desarrollando con éxito el sector apícola.
Tenemos una población privilegiada de abejas a nivel mundial, pero amenazada por los incendios forestales y el deterioro masivo de la cubierta vegetal de la isla.
Los incendios forestales la isla está aun más vulnerable a enfrentar el cambio climático, porque es menos sustentable, porque afectan su capacidad de autosustentarse, afectan la seguridad alimentaria, hacen difícil también la forestación, y en general dificultan cualquier esfuerzo de adaptación al cambio climático.
Esto incluye obviamente cualquier iniciativa de restauración ecológica y la conservación in situ. Quemar intencionalmente las praderas es un atentado a los esfuerzos de adaptación al cambio climático.
Otra consecuencia de los incendios es que al despojar al suelo de su cubierta vegetal eso hace que el agua de lluvia escurra hacia el mar mucho más que antes, no se absorbe tanta agua en en el subsuelo y eso contribuye a que la única napa que tenemos comience a disminuir, arriesgando el suministro de agua para la comunidad.
Eso se agrava por la sequía. Por supuesto, un ambiente más seco también afecta a la vegetación nativa, cuyas especies en general dependen de mayor humedad, sobre todo los helechos endémicos, seriamente amenazados.
Los incendios premeditados han de los últimos años han afectado severamente a los tres humedales principales de Rapa Nui: al Humedal Rano Kau, al Humedal Ava Ranga Uka y al Humedal Rano Raraku.
El fuego ha perjudicado las plantas nativas, la capacidad de retener el agua y sus valores patrimoniales. Estos humedales concentran varias de nuestras especies endémicas clasificadas «En peligro crítico de extinción».
El daño de los incendios ha llegado a perjudicar incluso la cubierta vegetal del Humedal Rano Raraku y sus sedimentos en descomposición natural.
Existen especies menores de reptiles e insectos que también son parte de la diversidad biológica de los humedales y que se ve afectada por el fuego.
El enorme déficit de árboles que tiene la isla podría superarse rápidamente si no fuera porque el ganado ramonea los árboles recién plantados y lo que los animales no destruyen lo terminan destruyendo los incendios.
Lo mismo ocurre con la vegetación nativa, que ya no cuenta con espacios para desarrollarse sin la amenaza del ganado y los incendios.
El fuego afecta directamente a las poblaciones de plantas pero además empobrece los ambientes y los deja proclives a ser colonizados por especies invasoras, tal como se constata por toda la isla.
En teoría es posible pensar, por ejemplo, en plantar bosquetes de makoí y de marikuru por toda la isla, pero en la práctica los incendios forestales lo impiden y ya han destruido hectáreas de plantaciones nuevas y miles de árboles plantaos por particulares, estudiantes y voluntarios de la comunidad.
Los incendios arrasan con la vegetación original y dejan nichos que son ocupados por las plantas más resistentes y de rápida propagación, las plantas invasoras.
¿Por qué crees que hoy tenemos tantas plantas invasoras que han plagado toda la isla? Por los incendios forestales.
Amplias praderas que hoy vemos cubiertas de plantas invasoras no lo estaban hace 20 o 30 años, sino que eran paisajes dominados por especies nativas.
Las especies invasoras producen otros efectos negativos, como la acumulación de más material combustible (mauku piro), el impacto visual, daños a los monumentos debido a su crecimiento.
Además, estas plantas invasoras son muy difíciles de controlar una vez que se establecen.
En el caso de algunas, como el mauku piro, se consideran además especies pirófilas, es decir, que se ven favorecidas por los incendios y se propagan cada vez más conforme avanzan los incendios.
Mucho se habla en la isla de la sustentabilidad y del patrimonio, pero los incendios forestales son un cáncer que contradice esa imagen idealizada; mientras no solucionemos la crisis de los incendios forestales la sustentabilidad es solo un sueño.
Por otro lado, el conseguir apoyo técnico y/o financiero para iniciativas de conservación de la biodiversidad se hace cada vez menos factible debido al descontrol en la gestión territorial.
El suelo es un recurso que está lleno de vida. Cualquiera en su casa puede comprobar si el fuego es bueno para el suelo, haga la prueba, queme una y otra vez un pedazo de suelo y luego vea si el suelo es mejor que antes… obviamente que no, porque pierde nutrientes, pierde microorganismos, lombrices y toda forma de vida beneficiosa y necesaria para la salud del suelo.
Los suelos de la isla son en general delgados, con la capa orgánica muy superficial, más vulnerable aun a los efectos devastadores de los incendios forestales.
Gran parte de nuestro suelo termina año tras año en el mar, arrastrado sobre todo después de los incendios por el viento y la lluvia, y genera además otros problemas en el ecosistema marino.
La biodiversidad de flora de Rapa Nui ha sido tremendamente dañada por los incendios, que han destruido cientos de hectáreas de plantas nativas, incluyendo especies endémicas, varias de las cuales están clasificadas hoy día como «En peligro crítico de extinción».
Estas especies hoy día presentan poblaciones muy pequeñas, muy vulnerables y pueden ser exterminadas por un incendio en cualquier momento.
Nuestra biodiversidad de fauna es limitada pero por eso mismo es tan importante cuidarla. Pero los incendios forestales queman los nidos de nuestras aves nativas y causan perturbación del hábitat.
Efectos similares ocurren con otras especies menos conocidas pero que son parte de nuestra biodiversidad, como ciertos reptiles e insectos.
Cuando hablamos de las cavernas de la isla probablemente pensemos sobre todo en ellas como un rasgo geológico.
Pero además de esto, las cavernas constituyen micro ecosistemas muy especiales, donde la semisombra y la oscuridad, sumadas a la alta humedad y el entorno rocoso, generan condiciones para el desarrollo de especies muy particulares.
Las investigaciones llevas a cabo en las cavernas de Rapa Nui por diversas misiones científicas de España, Polonia y Estados Unidos han ido revelando un mundo hasta entonces desconocido en nuestras cavernas, incluyendo nuevas especies para la ciencia.
Los incendios forestales no se propagan dentro de las cavernas, pero sí dañan las bocas o entradas produciendo un cambio drástico de fuego y calor en estos ambientes sumamente sensibles.
A pesar de todas las lecciones que deberíamos haber aprendido de nuestra historia en materia de recursos naturales, en la actualidad los incendios forestales están acabando con lo último que nos queda de nuestra biodiversidad.
Incendios intencionales en el Humedal Rano Kau han dañado gravemente las especies de flora nativa y endémica que todavía crecen en este espacio, considerado por un botánico como el último refugio de las plantas ancestrales de Rapa Nui.
¿De cuánto tiempo crees que disponemos antes de que perdamos para siempre más especies endémicas de la isla?
¿Sabes cuántas especies se encuentran hoy día clasificadas como «En peligro crítico de extinción»?
El único camino…
es declarar a Rapa Nui una isla libre de incendios, erradicarlos por completo.